sábado, 29 de agosto de 2009

Cerrado por vacaciones

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Escucho Canadian Sunset, de Kenny Barron. Pienso. Imagino. Una cabaña junto a un lago, un baile, un paseo, una tarta de arce y café en Le Petit Coin Latin, acarrear una maleta verde por las estaciones de Ottawa, Quebec y Toronto, visitar tiendas de discos sólo para observarlo; hacer fotos a los indios, si ellos quieren; descifrar el idioma, los idiomas; acurrucarme en una cama calentita después de haber metido los pies en agua caliente. Rezar para que no me salgan ampollas. Rezar, también, para que haya, al menos, unas cien fotos dignas... Escribirlo todo. Contarlo más tarde.

Os veo a la vuelta.

Mientras tanto, podéis pinchar aquí:



Imagen de Le Petit Coin Latin de Quebec de smwarnke4

lunes, 24 de agosto de 2009

Borges

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En mi casa siempre ha habido gente. Allá en las estanterías, inalcanzables. Ovidio, Goethe -toda la vida diciendo "goete" para que luego algunos dijeran "guete" y enterarme a la vejez de que se pronuncia "gute"-, Miguel Hernández, John Steinbeck, Stefan Zweig, Somerset Maugham, Faulkner, Alejo Carpentier.

Borges también está en mi casa, y en mi vida, con pinceladas raras.

Un viaje en autobús urbano en el que Julia me pidió que recitara Ajedrez II. Una clase de Vázquez Medel con la piel erizada ("¡el caballo está en el encabalgamiento!"), el Segundo Poema de los Dones como un regalo para Sonia, que se convirtió después en nuestro particular Inventario de Motivos contra la Desilusión. Un libro de Virginia Woolf traducido por él. Una cita suya (de nuevo el ajedrez) en un libro de Pérez-Reverte que me llevó de nuevo, y mejor, a Dumas.

"Me gustan los relojes de arena, los mapas, las etimologías, la tipografía del siglo XVIII, el sabor del café y la prosa de Stevenson".

A mí también me gustan todas esas cosas. Y me gusta él.

Copio este poema de memoria. Para que Julia crea que lo estoy recitando para ella. Otra vez.

Tenue rey, sesgo alfil, encarnizada
reina, torre directa y peón ladino
sobre lo negro y blanco del camino
buscan y libran su batalla armada.

No saben que la mano señalada
del jugador gobierna su destino,
no saben que un rigor adamantino
sujeta su albedrío y su jornada.

También el jugador es prisionero
(la sentencia es de Omar) de otro tablero
de negras noches y blancos días.

Dios mueve al jugador, y éste, la pieza.
¿Qué dios detrás de Dios la trama empieza
de polvo y tiempo y sueño y agonías?

domingo, 23 de agosto de 2009

Todo está por hacer

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Todo está por hacer y todo es posible. No recuerdo quién lo dijo y no importa. Todo está por pensar. Ya no hay caminos inmutables, salvo alguno. Pero me gusta esta sensación de sorpresa y de posibilidad. Me está gustando comprobar que no controlo nada.


Yo, que siempre quise tomar las riendas.


Imagen de I-Leica.

viernes, 21 de agosto de 2009

Ayer se acabó el verano

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Esta mujer me acompaña desde que tenía 13 años y la vi por vez primera en el Museo Nacional de Arte Romano de Mérida. Cada verano me la encuentro, allí arriba, entre las columnas centrales, cuidando el paso de los actores, vigilante. Cada verano brindo al final por el final, en el peristilo que también enseño cuando vienen mis amigos de turistas.

Cuando se acaba el Festival, se acaba el verano. A los nervios del primer estreno (que me perdí) le suceden el cansancio de las jornadas laborales agotadoras ("¡gracias, Dioses, por fin se acabó!") y la tristeza. Brindas. Quieres quedarte, pero tienes que irte a trabajar. Y recuerdas. Al Brujo y su lección de teología; el deslumbramiento que fue Ángel Corella; la generosidad de Tamzin Townsend; los monólogos brutales de Edipo; un barco hecho con desechos y unos niños que aprenden y esa Medea comprensible, muy amable, en sentido estricto, que ha construido Tomaz Pandur.

El calor volverá pronto. Volverás a pedir una botella de agua en la barra, a echar un cigarro mientras ensayan los actores, a enchufar los cables mientras sostienes un plato de jamón, a mirarte en los ojos de los amigos... y a mirarlas, a mirar esas piedras que te sabes de memoria, como si fuera la primera vez.

Hasta el año que viene, susurro.

La imagen es mía. Que fue lo máximo que pude hacer con un 250mm.

martes, 18 de agosto de 2009

Ciudades

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Las ciudades tienen su propio olor y su propio pulso. Yo siempre camino por ellas como si las conociera y, a ratos, en las propias, como si las viera por primera vez. Miro imágenes, para saber cómo tengo que fotografiar, pero al final sólo saldrá lo que me sea propicio.

Hay lugares que hemos visto mil veces. Pero el olor, el ambiente, sólo lo descubrimos cuando llegamos. A mi lado caminará alguien que es todo ojos. Él será también mi vista.


Imagen de Ottawa.

jueves, 13 de agosto de 2009

Retrato

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-Oye... ¡Tú eres una gamberra!
-No lo sabes tú bien.
-Sí que lo sé, que te tengo calada del otro día.

Me enamoré de él, o de Dante, en Martín (Hache). Y me ha caído mucho mejor de lo que yo pensaba. A su puro estilo.

Y sí: he sido gamberra.

La imagen, supongo, es de Ros Ribas y pertenece al Festival del Grec 2009. La mujer que lo acompaña, a Eusebio Poncela (Edipo) un encanto, es Rosa Novell... (o Yocasta).

domingo, 9 de agosto de 2009

Botas

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Me he comprado unas botas. Son éstas. Él dice que no hacen falta, pero yo me conozco. Me hace falta la seguridad psicológica de que no me voy a despeñar y eso sólo lo consigo con unas buenas suelas, aunque luego mi andar sea tan torpe como siempre (torpe, cuidadoso: al final nunca me caigo porque miro bien por dónde piso. Es un andar lento, también, inseguro de tan lento en las dificultades. Pero es el mío).

Me he comprado unas botas. Antes, me saqué el pasaporte. Y el carnet de conducir internacional. Y compré tres guías, que están en su casa, a mil kilómetros de mí, porque es más concienzudo a la hora de organizar los viajes que yo. Leo sobre los indios, retomo a Jack London, me imagino buscando oro y tengo la sensación de que mi vida es pequeñita y acomodada. Aprendo a limpiar la cámara de fotos. Tengo que coser una bolsa para el trípode. Cuento los días.

Quedan veinte. Justo veinte para aterrizar en Toronto.
Qué lentos pasan.

viernes, 7 de agosto de 2009

Willy DeVille

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No ganamos para sustos, oiga. Una, fumándose un cigarrito tan tranquilamente y sale un compañero, oye, que se ha muerto Willy DeVille. El tipo de la voz ronca, el corsario del rock, el tipo que me hizo interesarme (más) por la cultura cajún y el que me regaló, al menos, entre otras muchas, una canción que...



Bueno. Una canción que me trae muchos recuerdos. Sin más.

miércoles, 5 de agosto de 2009

Sabores

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Quiero besos con sabor a tabaco, a marihuana, a hachís, a café solo y a cerveza. Para descubrir después que tu boca tiene un sabor único que sólo yo conozco y que no puedo describir sin evocarlo.